Muy interesate, lo copié de: http://heptagrama.com/sp/i_biz_mng_0001.htm
Las corporaciones acostumbran dejar de hacer ciertas cosas que eran vitales en un principio, a medida que crecen. Aquí las más importantes:
+ La Impuntualidad. En muchas empresas, el jefe llega una o dos horas después que sus empleados, por lo general, creyendo que se ha ganado el derecho de descansar un poco más que los demás; Además, no suelen pasar muchas cosas importantes temprano por la mañana. Bueno, lo que normalmente ocurre en estos casos es que los empleados trabajan a un ritmo lento y relajado... hasta que llega él, claro. En las buenas empresas, el jefe es el primero en llegar y el último en irse. Es una ley tácita.
+ El Trato Formal, Señor. Si ésta no es cierta, golpéenme: En muchas empresas, los jefes exigen que les entreguen un reporte escrito o un memorando a firmar para así realizar sus mediciones o hacer cambios en el interior de la compañía. ¿Cuándo las personas dejaron de ser personas? ¿Alguna vez has calculado cuánto tiempo gasta un empleado en preparar los reportes y memorandos que luego no te interesará leer o firmar?
+ Las negociaciones por correo electrónico. Ésta ocurre cientos de veces al día en todas partes del mundo. La gente tiende a considerar los correos-e de remitente desconocido como spam, y las cartas escritas en lenguaje informal, poco importantes. Craso error. Estos días, en los que cada persona puede tener acceso a un correo electrónico, revisar lo que un escritor quiere puede significar cerrar una nueva venta o el inicio de una relación comercial interesante. A decir verdad, si hubiera yo mismo recibido respuesta a tantos correos-e que envié, no hubiera perdido tantas valiosas oportunidades económicas como perdí.
+ Los procedimientos establecidos. Otra variante del 'trato formal, señor', arriba. Hoy en día, las posiciones de vanguardia son mantenidas por las empresas y personas que resultan ser más creativas. Encasillar el pensamiento de tus empleados en procedimientos estandarizados reduce su creatividad y además les corta la iniciativa. Abrir camino es siempre mejor. Quizás algunas ideas sean verdaderamente inútiles, pero una idea en un millón es suficiente para cambiar tu empresa... y tu vida.
+ Despreciar la publicidad más sencilla: Los avisos clasificados, los avisos clasificados en línea, los volantes, los folletos, los lapiceros con tu logotipo y tener a un hombre parado en la entrada con un bonito disfraz aún hacen maravillas por un negocio.
+ Abusar de las herramientas. Tu personal podría decirte lo importante en cinco minutos, pero no. Tú quieres una presentación y un informe en formato .pdf en vez de eso, para así poder leerlo con detenimiento cuando encuentres algún tiempo libre. Idiota.
+ Los Erorres de Ortografía. Cuando no había máquina de escribir o computadora, todas las comunicaciones eran a mano y, lo que es mejor, sin errores ortográficos. ¿Tienes alguna idea de lo ridículo, informal y poco preparado que se te ve si envías algo —a kien sea— con errores ortográficos?
+ Posponer. Éste te lo explico después, ¿bien?
+ Ser Mezquino. Un tiempo trabajé para una compañía que producía alrededor de cuarenta mil billetes mensuales y pagaba sólo mil billetes a cada uno de sus cinco empleados. Ciertamente, el dueño y su socia compraron dos hermosas casas en la zona más exclusiva de la ciudad ese mismo año. Los empleados, en cambio, se veían semana tras semana menos motivados. No sorprende, ¿verdad? Veinticinco por ciento de utilidad para los dueños suele ser más que suficiente en la mayoría de los casos.
+ Cambiar. Conforme las empresas crecen, tienden a cambiar, pensando más en ellas mismas que en sus clientes: Nuevos diseños, nuevas cosas, mejores precios, nuevas plantas de producción, mejores políticas, la bolsa de valores... ¿y los clientes? Hasta sé de un banco que te cobra una comisión por depositar tu dinero en tu cuenta, ¿puedes creerlo?
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