La película "Tarata", que se estrena el jueves en Perú, revive la guerra interna que protagonizó la guerrilla maoísta Sendero Luminoso en las dos últimas décadas y busca generar una reflexión sobre un hecho doloroso en un país desmemoriado, dijo a la AFP su realizador, Fabrizio Aguilar.
La cinta rememora el atentado con coche-bomba en julio de 1992 en la calle Tarata, en el céntrico distrito limeño de Miraflores, un barrio de clase media alta, que provocó la muerte de al menos veinte personas y un centenar de heridos, además de la destrucción de edificios multifamiliares.
Ese atentado hizo ver de cerca a los limeños la realidad de un conflicto que inicialmente tenía como teatro de operaciones zonas empobrecidas de los Andes pero que luego se trasladó con fuerza a la capital en 1992, meses antes de la captura y condena de Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso.
"Se trata de un tema doloroso y duro que afectó a nuestra ciudad y a todo el país y creo que es importante que haya películas o libros que aborden lo que pasó en esa época", estimó Aguilar.
Esta es la segunda película del realizador, de 36 años, luego que en 2003 lanzó su ópera prima "Paloma de papel", en la que también abordó la temática de la violencia política pero en el medio rural de una comunidad andina, teniendo como centro a un niño que se ve envuelto en los avatares de la guerra.
Para Aguilar, "Tarata" es una "película personal" en que vuelca sus recuerdos y su imaginario, mediante la cual busca hacer conocer a los jóvenes "una etapa que no debe volver".
"Espero que la gente que la vea pueda si es posible llevar una reflexión o algo que sirva para el conocimiento de nuestra historia, porque el Perú es un país desmemoriado", refirió.
Según el realizador, "la película habla por sí sola y puede tener muchas lecturas".
"Yo hablo a través de la película; ahí está lo que quiero decir, hay muchas cosas para rescatar y son cosas que pueden ser muy pequeñas, pero en los detalles están las cosas que yo quiero expresar", subrayó.
"Tarata" relata la vida de una familia burguesa sumergida en sus propios problemas que ve con indiferencia y lejanía el caos del terrorismo, pero que de pronto esa violencia llega con crudeza a la puerta de su casa con un coche-bomba que remueve su conciencia.
La película sale a luz luego de cuatro años de filmación y su estreno coincide en un contexto especial en que Sendero Luminoso ha vuelto a la atención de los peruanos.
"Lamentablemente no pensé que esto iba a ocurrir, pero creo que el estreno puede contribuir a que nos demos cuenta de las cosas que sucedieron a raíz del terrorismo", anotó.
Perú está inmerso en una polémica a raíz de la reciente publicación del libro de memorias "De puño y letra" escrito desde la cárcel por el jefe histórico de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, que el gobierno considera como apología del terrorismo.
En paralelo, existen temores sobre el recrudecimiento de la violencia debido a ataques de una columna armada a la que se considera remanente senderista que a inicios de setiembre derribó un helicóptero militar en la selva central, matando a tres militares e hiriendo a otros cinco.
Aguilar estimó que con "Paloma de papel" y "Tarata" cierra un ciclo de su cinematografía y que a futuro desea experimentar otro tipo de proyectos y experiencias cinematográficas. "Las posibilidades son grandes y tengo que ver por dónde voy a ir", refirió.
La cinta rememora el atentado con coche-bomba en julio de 1992 en la calle Tarata, en el céntrico distrito limeño de Miraflores, un barrio de clase media alta, que provocó la muerte de al menos veinte personas y un centenar de heridos, además de la destrucción de edificios multifamiliares.
Ese atentado hizo ver de cerca a los limeños la realidad de un conflicto que inicialmente tenía como teatro de operaciones zonas empobrecidas de los Andes pero que luego se trasladó con fuerza a la capital en 1992, meses antes de la captura y condena de Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso.
"Se trata de un tema doloroso y duro que afectó a nuestra ciudad y a todo el país y creo que es importante que haya películas o libros que aborden lo que pasó en esa época", estimó Aguilar.
Esta es la segunda película del realizador, de 36 años, luego que en 2003 lanzó su ópera prima "Paloma de papel", en la que también abordó la temática de la violencia política pero en el medio rural de una comunidad andina, teniendo como centro a un niño que se ve envuelto en los avatares de la guerra.
Para Aguilar, "Tarata" es una "película personal" en que vuelca sus recuerdos y su imaginario, mediante la cual busca hacer conocer a los jóvenes "una etapa que no debe volver".
"Espero que la gente que la vea pueda si es posible llevar una reflexión o algo que sirva para el conocimiento de nuestra historia, porque el Perú es un país desmemoriado", refirió.
Según el realizador, "la película habla por sí sola y puede tener muchas lecturas".
"Yo hablo a través de la película; ahí está lo que quiero decir, hay muchas cosas para rescatar y son cosas que pueden ser muy pequeñas, pero en los detalles están las cosas que yo quiero expresar", subrayó.
"Tarata" relata la vida de una familia burguesa sumergida en sus propios problemas que ve con indiferencia y lejanía el caos del terrorismo, pero que de pronto esa violencia llega con crudeza a la puerta de su casa con un coche-bomba que remueve su conciencia.
La película sale a luz luego de cuatro años de filmación y su estreno coincide en un contexto especial en que Sendero Luminoso ha vuelto a la atención de los peruanos.
"Lamentablemente no pensé que esto iba a ocurrir, pero creo que el estreno puede contribuir a que nos demos cuenta de las cosas que sucedieron a raíz del terrorismo", anotó.
Perú está inmerso en una polémica a raíz de la reciente publicación del libro de memorias "De puño y letra" escrito desde la cárcel por el jefe histórico de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, que el gobierno considera como apología del terrorismo.
En paralelo, existen temores sobre el recrudecimiento de la violencia debido a ataques de una columna armada a la que se considera remanente senderista que a inicios de setiembre derribó un helicóptero militar en la selva central, matando a tres militares e hiriendo a otros cinco.
Aguilar estimó que con "Paloma de papel" y "Tarata" cierra un ciclo de su cinematografía y que a futuro desea experimentar otro tipo de proyectos y experiencias cinematográficas. "Las posibilidades son grandes y tengo que ver por dónde voy a ir", refirió.
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