Agence France-Presse - 8.6.2009 00:44
El saldo de muertos por enfrentamientos entre policías e indígenas aumentó a 35 este domingo en una zona de la selva norte peruana, que está ahora bajo toque de queda y férreamente militarizada, mientras que el gobierno nacional y los nativos se responsabilizan mutuamente.
La cifra pasó de 34 a 35 luego de que el ministerio del Interior confirmó el hallazgo del cadáver de un comandante policial que estaba desaparecido y que era parte de 38 policías que fueron secuestrados por un grupo de nativos entre el viernes y el sábado.
Su muerte elevó a 24 el total de policías fallecidos en las 24 horas de terror vividas entre viernes y sábado en la región de Bagua, 1.000 km al norte de Lima.
Horas antes el ministro de Defensa, Antero Flores Aráoz, había declarado a la AFP que que había "23 policías y 11 nativos muertos".
La cifra de muertos civiles coincide con la que maneja la Defensoría del Pueblo, aunque los indígenas evalúan entre 30 y 50 los civiles fallecidos por la represión policial, según dijo Shapiom Noningo, presidente de la Comisión de Pueblos Indígenas Amazónicos.
Las muertes se produjeron durante la recuperación violenta el viernes de una carretera en la selva norte de Perú que había sido tomada por indígenas, y durante las protestas en las siguientes 24 horas, que incluyeron el secuestro de 38 policías por un millar de indígenas.
De los 24 policías muertos, 16 fueron degollados y acuchillados por los indígenas, según testimonios de los policías que sobrevivieron al secuestro.
El presidente, Alan García, calificó de "barbarie y salvajismo" estas muertes, mientras decretó este domingo como día de duelo nacional por lo que la bandera ondeaba a media asta en el palacio presidencial.
Los acontecimientos de Bagua son los más violentos en lo que va del segundo mandato de Alan García.
La Defensora del Pueblo, Beatriz Merino, recorrió en Bagua los hospitales, morgues, comisarías y cuarteles, tras lo cual indicó que hay 39 civiles detenidos y 153 civiles heridos, de los cuales la mayoría había sido dada de alta.
En Bagua la calma retornaba gradualmente conforme pasaban las horas, producto de la militarización de la ciudad desde el sábado, cuando el gobierno decretó un toque de queda de tres de la tarde a seis de la mañana, que fue respetado sin ningún incidente, comprobó la AFP.
Este domingo había poca gente en las calles, mientras organizaciones civiles, con colaboración de la Iglesia, intentaban que 200 indígenas que se escondían en Bagua fueran llevados hacia sus lugares de origen.
El abogado a cargo del operativo, Santos Esparza, dijo a la AFP: "Estamos recogiendo a los indígenas que están atemorizados y escondidos en casas, para remitirlos a sus zonas de origen, con ayuda de la Iglesia. Hemos hablado con la Policía y ellos dicen que no va a haber problema, pero hay temor".
En paralelo los dirigentes amazónicos reclamaron "al Gobierno que constituya una comisión nacional de alto nivel con presencia de la Defensoría del Pueblo y de observadores internacionales para que imparcialmente investiguen los hechos y determinen las responsabilidades", dijo Noningo.
Noningo se presentó como nuevo interlocutor de los indígenas ante el gobierno en reemplazo de Alberto Pizango, en la clandestinidad luego de que el gobierno ordenó su detención por delitos de sedición y conspiración.
Según la ministra peruana del Interior, Mercedes Cabanillas, Pizango se habría refugiado en Bolivia.
En La Paz, fuentes gubernamentales dijeron a la AFP que no tienen conocimiento de que Pizango se encuentre en Bolivia.
Además el embajador de Perú en Bolivia, Fernando Rojas, calificó este domingo de "intervención en asuntos internos peruanos" una declaración de la ministra boliviana de Justicia, Celima Torrico, que responsabilizó el sábado a Lima por la violencia entre indígenas y policías.
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